Un ajedrez con la Muerte
Por el mes de celebración del día de los Santos Difuntos; El Séptimo Sello, película sueca dirigida por el genio de la cinematografía Ingmar Bergman en 1957. Actuaciones: Max Von Sydow, Gunnar Björnstrand y Bengt Ekerot, en los papeles principales.
Del Tema:
Todas las culturas poseen como raíz profunda una cosmogonía; una visión acerca de la creación del Universo, que constituye el fundamento de sus creencias, preguntas y respuestas ancestrales que el homo sapiens se planteó, desde que pudo articular su pensamiento, movido por la curiosidad, el miedo y su capacidad intelectual ¿Cómo se originaron el cielo, la tierra, las estrellas? ¿De dónde provenimos? ¿Los animales, las plantas están hechos de nuestra misma substancia? ¿Existe un ser creador de todo esto? ¿Por qué existe la muerte?
El conocimiento del hombre sobre su naturaleza y del Universo entero se ha ido ampliando a una marcha y grado sorprendentes, somos partícipes de ello, De Animales a Dioses dice Yuval Harari, y sin embargo se sostienen en pie las grandes interrogantes. Se han respondido algunas, pero han aparecido otras que a mí por lo menos, me dejan en las mismas: ¿El Universo se creó con el Big Bang? ¿La vida forma parte de algún plan? ¿Existe vida en otros planetas? ¿Qué sentido tiene la existencia humana? ¿Hay vida después de la muerte?
Es difícil imaginar a un ser humano (incluso a un ser de inteligencia artificial, ahí tienen a los Replicantes de Blade Runner) al cuál no le inquiete la cuestión de su finitud.
La muerte aún en minúsculas, como magistralmente juega con ello el gran Saramago en Las Intermitencias de la Muerte, al ser La Gran Incógnita, sacude al más pintado, suponemos, a nivel de la razón, emotiva o espiritual, o quizá simplemente al provocar una incontrolada sensación de escalofrío en la piel.
Del Séptimo Sello:
En su libro Imágenes Bergman a través de la reflexión sobre sus películas nos brinda una valiosa información para entenderlo no sólo como artista sino también como persona. En su insuperable film El Séptimo Sello, dicho por él mismo, exorcizó su propio miedo a la muerte abriendo la posibilidad a sus espectadores para hacerlo también.
Reconoce en la génesis del film dos disparadores: una obra de teatro escrita para sus alumnos, Pinturas sobre Madera, cuyo tema son los retablos de iglesias y a Carmina Burana de Carl Orff, que escuchaba mientras la escribía, y que está compuesta por cantos juglares de la época de la peste. Pero la película, señala, muy pronto asumirá otros riesgos y un rumbo propio.
Situada en la Edad Media en momentos de “la Peste” y tomando su título del Apocalipsis de San Juan, Bergman realiza una road movie del alma de Antonius Block, caballero que regresa de las Cruzadas y camino a casa se encuentra a La Muerte, a quién propone jugar una partida de ajedrez en un intento por alargar su plazo. Tiempo que servirá para que el atormentado caballero pase de la incredulidad a la fe, de la oscuridad a la luz.
En un cruce fantástico de realidad e imaginación La Muerte, en una representación insuperable, le pregunta al caballero — ¿Cómo sabes que juego ajedrez? Y éste le contesta — Lo he visto en retablos y en pinturas.
Acompaña al caballero su escudero, Jöns, el opuesto existencial de Antonius; agnóstico, libre de conflictos interiores, valiente hasta el final, sin miedo ni cavilaciones en su contacto con la vida, un personaje entrañable. En su camino se toparán con el aterrador oscurantismo de la iglesia cuya tierra más fértil es la desesperación de la ignorancia.
Encontrarán la rapiña y la voracidad humana. Pero también encontrarán la beatitud, la candidez, la inocencia, que aparecen en la figura de una sagrada familia de comediantes — Esta mañana vi a la Virgen — ¿Cómo era? ¡Oh tú y tus visiones!
No podrán pasar por alto los juegos del placer y la necesidad del amor, llevando consigo a la mujer que salva al escudero y a la sencilla y elemental pareja del herrero y su esposa. Dichos personajes se irán sumando al periplo, hasta al final en donde…
Hasta aquí la reseña, me choca que me cuenten el final, aún así, nos sería muy difícil imaginar esta historia, a no ser expertos medievalistas, y es aquí donde la grandiosidad del Bergman creador de imágenes lo hace único, imprescindible, trascendente en la cultura occidental.
Sus primeros planos, sus Close Up sobre los rostros, que se volverán marca de la casa y de los cuáles sabe captar toda su profundidad psicológica. Sus atmósferas, en este caso de la mano de Gunnar Fischer un camarógrafo experto en matices de grises, que se sostienen con una banda sonora que nos transporta a esos ambientes.
Sus silencios, esos silencios cargados de significación, también marca de la casa.
No encuentro un solo monólogo ni un sólo diálogo que no esté en perfecta concordancia con las situaciones y cuya profundidad no brinde luces a nuestro pensamiento. Sintetizando honestidad e inteligencia, emocionándonos ante la frágil desnudez del alma humana. Todo aquel que haya tenido un mínimo atisbo de duda existencial lo entenderá y el que no, también.
Termino, con palabras del propio Bergman:
“El Séptimo Sello, no chirría en ningún sitio. El caballero reza su oración matinal. Cuando va a guardar su ajedrez, se vuelve y ahí esta la muerte”
— ¿Quién eres tú? Pregunta el caballero —Soy la Muerte.
Bengt Ekerot y yo nos pusimos de acuerdo en que la muerte llevaría una máscara de payaso, la máscara del payaso blanco. Una mezcla de payaso blanco y de calavera.
En un arriesgado número de prestidigitación que igual podía haber fracasado. De pronto aparece un actor con la cara pintada de blanco y afirma ser la Muerte. Aceptamos que es la Muerte, en vez de decir: “¡Bah! ¡Déjalo tío, a nosotros no nos engañas! ¡Si vemos que eres un actor con talento, pintado de blanco y vestido de negro! ¡Tú que vas a ser la Muerte! Pero nadie protestó. Eso le da a uno valor y alegría.”
Valor y alegría es lo que me proporciona la obra y el pensamiento de Ingmar Bergman.
De las reflexiones filosóficas que encuentro en la película, hablaré en la siguiente entrega.
Como en las cartas, Posdata:
Si hacen la tarea y ven el Séptimo Sello, mi link personal los envía a la lectura de “El Séptimo sello o como acabar de una vez con Ingmar Bergman” de Woody Allen, o ver las películas: La Última Noche de Boris Grushenko de Woody Allen y El sentido de la Vida de Monty Phyton.
Imagen: CARM.es