Tres caídas y un salto al mar: Literatura Infantil para llevar
¿Qué hace la gente cuando la realidad se agolpa en el pecho y pesa? ¿Cuándo ya no hay mucho que hacer, quizás una última batalla? Huye. Y a veces la huida es únicamente el inicio de algo nuevo. Ya decía bien Albert Einstein que el caos dura, hasta que lo viejo se va y lo nuevo comienza a tomar su lugar, cada cosa en su lugar.
“Tres caídas y un salto al mar” es la historia de Andrés, un niño que huye junto con su familia de la vida cansada y pesada de la ciudad, de la vida que enfermó a su mamá y que le puso los ojos, que antes eran de paloma, como de lagartija. Personajes que buscan un mejor lugar, más natural, para ver si ahí se encuentra la salud, si ahí se encuentran los sueños cristalizados en la mente.
“Tres caídas y un salto al mar” es un libro conmovedor…
En esta nueva aventura en la playa, las cosas parecen no marchar muy bien y es que cada cosa nueva resulta abrumadora, cada cosa que entra por los poros es extraña, incluso el ser que habita detrás de ellos es extraño.
Tres caídas y un salto al mar del escritor mexicano Esteban Hinojosa Rebolledo es un libro conmovedor, y aunque pudiera parecer simple en su estructura y en la voz narrativa, es quizás esa simpleza la que le da profundidad, la que nos va conduciendo por cada una de las caídas que tiene que enfrentar el protagonista, hasta reencontrarse nuevamente, o tal vez, encontrarse de una vez y definitivamente. Esta obra fue originalmente titulada Margarita Rosa y fue merecedora del Premio Bellas Artes de Cuento Infantil Juan de la Cabada, en el año 2013.
El personaje principal es acogido por una señora costeña y su hija Margarita Rosa, una gorda, como él la presenta, que tiene escondidos entre los cachetes todo el misterio de sus tristezas calladas, pero que al callarlas ha logrado construir un semblante a prueba de todo. Una prueba de solidaridad, de fortaleza, aun con un papá que es un pez lleno de espinas, de esos que se acostumbran en las zonas rurales y también urbanas de nuestro país, un padre que, a fuerza de abandonos, las ha hecho fuertes. A diferencia del papá de Andrés, quien lleno de amor y miedos va por la vida tibio, y luego cabizbajo, ante la ausencia, ante la impotencia, que ve desde una cercana lejanía, cómo evoluciona la vida de su hijo.
Andrés vive esta nueva etapa entre sueños de balones y porterías, entre la vida a pesar de la enfermedad de la madre y luego del recuerdo de su voz, ante la mirada de una amiga silenciosa y regordeta que se toma muy enserio la tarea de robustecerlo, y un nuevo integrante del grupo que le abre las puertas a otro matiz de sentimientos y autoconocimiento. El desarrollo de esta simple, pero conmovedora historia, es similar a la historia de muchos que hemos partido lejos, sin saber que lo que hacemos al huir es reconstruirnos, es reconfigurarnos por dentro y por fuera.
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Ilustración: Will Mono Cromo