CONVERSANDO CON EL DIABLO va más allá de un drama convencional. Es una propuesta escénica que de inmediato invita a la reflexión filosófica. Basada en el libro físico CONVERSACIONES CON EL DIABLO cuyo autor es Esteban Román.
-“¿Cómo dialogar con aquel que habla en el silencio del corazón?, ¿cómo recibirlo?, ¿cómo acogerlo?”-
Y justamente esas son las preguntas que el mismo texto presenta, y qué de inmediato surgen, expuestas de manera literal en el libro presentado en 2017 (Amazon), escrito por Esteban Román, quien motivado ante las lecturas de libros icónicos que tienen como núcleo medular a dicho ser de la oscuridad, incurrió en escribir su obra CONVERSACIONES CON EL DIABLO.
Así su texto fue permeado por obras literarias universales tan afamadas como “Así habló Zaratustra” de Friedrich Nietzsche, la cual fue terminada en 1883; o “Fausto” publicado en 1793 de Johann Wolfgang Goethe, y también “Don Juan Tenorio”( la adaptación romántica del libro de Tirso de Molina) escrito por José Zorrilla en 1844.
Obras qué como el mismo Juan Pablo Martínez argumentara, influyeron en su texto, y que se logran precisar en la puesta en escena, bajo la adaptación del texto por parte del dramaturgo Mauricio Pichardo.
Con respecto a haber convertido dicho libro, en una dramaturgia, el mismo Maestro Pichardo, quien dicho sea de paso tiene dos más de sus obras montadas en otros foros teatrales) propone que su dramaturgia no sea vista de manera didáctica, por lo que dándole un giro dramático al texto, hace evidenciar que la obra teatral tiene un trasfondo filosófico, y no así teológico.
Bajo la dirección y actuación estelar de Rafael Perrin, junto con el actor Ernesto Laguardia, la propuesta escénica termina siendo además de interesante por la manera novedosa de la presentación de un personaje con miras al suicidio, y el personaje del DIABLO irreverente, pero con matices humanos, presentando a un ser surgido del alma de un hombre longevo, quien se encuentra de una manera muy diferente a la convencional.
A la caracterización flemática del personaje del DIABLO, por parte del actor Ernesto Laguardia, se le suma con su interpretación, un matiz de cierta simpatía. Muy bien logrados y redondos ambos personajes en escena por parte de ambos actores, quienes encuentran y logran el punto exacto de sus caracterizaciones.
La obra teatral termina siendo una mezcla de deleite, y desafío a ciertas ideas religiosas, así como a la manera de ver la vida. En específico el dramaturgo al presentar el personaje maligno, lo muestra irreverente, pero matizado con un plus de ser “humano” quien goza de ciertos placeres mundanos. Esto gracias a la actuación del Señor Laguardia, quien con su característica sonrisa y ese dejo de naturalidad, logra plasmar a su personaje, rasgos humanos; perfil que el mismo autor le infiere al plasmar su personaje protagónico, con algunos tintes de sabiduría, pero siempre astuto y demasiado mordáz.
A la trama se le suman frases reflexivas, plagadas de cuestionamientos e ideas filosóficas, que de inmediato nos hablan de un escritor culto, quien hace gala con su pluma, de ello. Por otro lado, el personaje del DIABLO no tiene tintes convencionales; es decir, no presenta mitad hombre y mitad bestia, y mucho menos presenta cuernos, rabo, y trinchete, ni tampoco se adosa de ropaje rojo, ni de la tradicional capa, sino que es un ser aparentemente normal, pero elegante, gallardo y elocuente, el cual gozar a la par de los humanos, de algunos de los deleites que ofrece la vida.
Finalmente, con respecto a la sinopsis de la obra CONVERSANDO CON EL DIABLO se muestra en cartelera teatral la siguiente aseveración:
-“¿Hasta dónde puede llevarnos la búsqueda de la verdad en un universo indiferente? ¿Qué precio estamos dispuestos a pagar por aquello que anhelamos? En este duelo de mentes , las fronteras entre lo divino y lo humano, lo real y lo imaginado, se desdibujan, revelando un terror tan antiguo como fascinante: el abismo de nuestra propia alma.”-
CONVERSANDO CON EL DIABLO se presenta bajo la producción de César Perrin, el Teatro Enrique Lizalde, con funciones los días lunes y martes a las 20:30 horas, hasta el 4 de marzo 2025.