Reseñas Teatro

El Teatro de Papel: mucho más que un juguete

 

¿Alguno de ustedes ha jugado con muñecos recortables de papel y luego los ha vestido con pequeñas pestañas? 

Si la respuesta es sí, entonces han jugado con personajes que en el siglo XIX se conocían como personajes para el Teatro de Papel.

El Teatro de Papel reapareció a comienzos de los 80 gracias a los artistas y no a los editores. Fueron ellos quienes lo hicieron revivir, ya fuera utilizando teatros “históricos” o partiendo de cero, para crear espectáculos contemporáneos. Pocas compañías se consagran totalmente a esta técnica. Sin embargo, es a comienzos del siglo XXI donde se pueden contar más de doscientas compañías en el mundo entero, que producen espectáculos que utilizan el teatro de papel. Este nuevo entusiasmo se hace patente también a través de algunas manifestaciones específicamente consagradas a este género, el Festival de Preetz en Alemania , los Encuentros internacionales de teatros de papel en Mourmelon-le-Grand en Francia  o el festival Toy Theatre de Nueva York, en Estados Unidos. Editores de Alemania y Dinamarca reimprimen teatros del pasado y en Alemania aparece una revista muy bella que abarca tanto la tradición como la creación actual: Papiertheater.

OCCIDENTE

El Teatro de Papel o la Técnica de manipulación del papel,  parece que nació a comienzos del siglo XIX en Inglaterra. Se caracteriza por haber sido un juego de sociedad hasta 1940 y para convertirse a finales del siglo XX en una técnica adoptada cada vez más por artistas, surgidos o no del mundo del títere. A pesar de que cada país presenta su tradición con sus particularidades, el origen del teatro de papel es común: la pasión por el teatro que recorrió toda Europa a lo largo del siglo XIX. En todas partes se publicaron textos de obras e imprimieron a millares retratos de actores y actrices célebres que se pegaban en las paredes. Sin embargo, no existe ningún documento sobre los comienzos de este teatro. Se puede suponer que un buen día alguien tuvo la idea de publicar, no la efigie de un solo actor, sino de los actores principales de una obra sobre un mismo folio para dar así a luz, a las “planchas de recuerdo” de un espectáculo. Se puede también suponer que un aficionado decidiera recortar una de estas páginas, dando así vida a sus personajes como si fueran muñecos de papel que había que vestir.

El único documento tangible de que se dispone es la edición de una fachada de teatro para montar, realizada por I. K. Green en 1812, en Londres. Se puede considerar que el teatro de papel nació en esta fecha. Estaba conformado por varios elementos indispensables para representar un espectáculo: una fachada, a menudo inspirada en teatros existentes, decorados y bastidores, personajes en distintas posiciones para permitirles evolucionar a lo largo de la representación y un texto, a menudo un mal resumen del original.

Los editores ingleses de comienzos del siglo XIX que tuvieron la idea de vender pequeños teatritos de papel para las familias amantes del teatro, no podían imaginar que doscientos años después los artistas se ampararían de esta técnica para hacer espectáculos. De la humilde trastienda donde los teatritos se imprimían a los escenarios del teatro contemporáneo, el teatro de papel se ha impuesto tanto como objeto de la memoria teatral como un medio actual para la creación. 

Alain Lecucq, el gran nombre de referencia de esta especialidad en Europa, nos cuenta esta historia y sitúa el inicio del teatro de papel moderno justamente en Granada, el 6 de enero de 1923, en aquella función de Títeres de cachiporra que hicieron Manuel de Falla, Federico García Lorca y Hermenegildo Lanz. Estos tres artistas aparecen en escena convertidos en títeres.

KAMISHIBAI; EL TEATRO DE PAPEL ORIENTAL

Kamishibai, en japonés, quiere decir “teatro de papel”.

Es una forma de contar cuentos populares en Japón. Suele estar dirigido a niñas y niños pequeños que van a disfrutar de él en grupo. También es utilizado como recurso didáctico. Está formado por un conjunto de láminas que tiene un dibujo en una cara y texto en la otra. Su contenido, generalmente en forma narrativa, puede referirse a un cuento o a un contenido de aprendizaje.

Como el texto está en la parte posterior de las láminas el kamishibai siempre necesita un presentador o intérprete que lea el texto mientras los espectadores contemplan los dibujos.

La lectura se realiza colocando las láminas en orden sobre un soporte, un teatrillo de tres puertas que se llama butai, de cara al auditorio, y para deslizar las láminas una tras otra mientras se lee el texto.

Los teatros de papel fueron mucho más que un juguete y a lo largo de la historia numerosos artistas y escritores se interesaron por ellos. Entre los textos que lo confirman aparecen personajes de la talla de Andersen (que desarrolló sus fantasías de niño jugando con un teatrito), Lewis Carroll (que acostumbraba ofrecer a sus amigos representaciones domésticas no aptas para todos los públicos) o Frida Kahlo (que fabricaba sus propios teatros). Oscar Wilde, Ibsen, Chesterton, Jane Austen Richard Strauss, Goethe, Stevenson, Picasso, Dickens, Orson Wells, Laurence Olivier, Ingmar Bergman y Andrew Lloyd Weber, también manifestaron su gusto por los teatros de mesa.

Por su parte, México cuenta con varios creativos en este rubro ya que por las especificaciones y características, este teatro puede llevarse a cualquier lugar con un solo actor. Es importante recalcar que a nivel Latinoamérica, México es el único país en donde se realiza anualmente el FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE PAPEL DE LA CIUDAD DE MÉXICO gracias al interés de los artistas en este género que se considera vanguardista y experimental.

 

FUENTES DE INTERÉS

Contreras Flores, Lucía “Breve historia de los teatros de papel” Dossier.

https://gredos.usal.es/bitstream/handle/10366/119667/EB21_N173_P54-59.pdf;sequence=1

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