De maternidades duales y semillas agonizantes

Dicen que el viaje del ser humano es de un sólo sentido: Vives y luego mueres. Viajo a la Ciudad Q por el Día de la Madre. Faltan menos de noventa minutos para llegar a la terminal, es mi cuarto viaje en el año, es mi segundo viaje en el mes. Es mi primer viaje por el Día de la Madre. Viajo del smog que es la muerte a la primavera que es la vida, mi viaje es de un sólo sentido pero al revés. Hace calor, siento el calor que me recibe con sus abrazos sudorosos de 35°C; de la Ciudad M a la Ciudad Q viajo en un soplo de aire maternal. Pasan a través de la ventana los áridos terrenos del centro del país, pasa la paja, el pasto seco y el ganado mal cuidado. ¿Es espejismo o es realidad? Camina a la orilla de la carretera ¿Hace demasiado calor o es el sueño? Ellas caminan a la orilla de la carretera. ¿Hace calor o es un presagio del Día de la Madre? Son las dos mujeres que representan la maternidad del mundo: Vida y Muerte.

La vida y la muerte son las madres de la humanidad, caminan de la mano mientras ven crecer a sus semillas al lado del camino. Es un camino muy parecido al que se refleja a través de la ventana del autobús café en el cual viajo. El viaje que lleva a la muerte, y todo este calor, me recuerda a los personajes de esa novela norteamericana: Mientras Agonizo del escritor William Faulkner. La vida se me va en el viaje, al igual que a los hijos de Addie Bundren, quienes deben viajar durante nueve días cargando con el cadáver putrefacto de su madre para enterrarlo en el cementerio de Jefferson.  Los Bundren cargan la muerte y cargan sus culpas, Faulkner opta por narrar a partir de una técnica extraña nombrada flujo de conciencia, la cual consiste en dar voz a “lo que está en la mente de cada personaje”, la complejidad de la novela radica en sus 59 capítulos y 15 narradores, todos transcurren a partir de lo que piensa cada personaje. Muerte es madre y Vida también.

El autobús café sigue avanzando y yo miro al frente, a la pantalla negra. Pienso en mi madre y en la madre de los Bundren y pienso en ¡Madre! ¿Por qué pensar en una película que fue destrozada por la crítica y repudiada por el público? ¡Madre!, película del año 2017 dirigida por Darren Aronofsky y protagonizada por Jennifer Lawrence y Javier Bardem, recurre a una narrativa similar (es decir una narrativa complicada y simbólica) como la de Mientras Agonizo para colocar a la maternidad ante la dicotomía de la Vida y la Muerte.

Hay un ataúd parecido al de Addie Bundren tirado a la orilla del camino y las flores rosas brotan de la madera sucia. El tratamiento simbólico de Mientras Agonizo y ¡Madre! proporciona dos perspectivas de la maternidad: Una madre puede dar vida pero también puede quitarla. ¿Cómo manejar la metáfora de la maternidad desde la dualidad sin perecer en el intento? Simple, no rompas la metáfora a la mitad de la narración tal como lo hizo Aronofsky. El principal problema con la narrativa de la película ¡Madre! recae en la sobre explotación de los símbolos; para la mitad de la película, cuando Madre finalmente está embarazada, ocurre la destrucción de la casa y es revelada toda la historia de la humanidad a partir de diferentes símbolos, la historia de Madre es apartada para dar paso a la humanidad. Sin embargo, el verdadero problema no se encuentra en dicha escena, el final de la película trascurre cuando el hombre le pide a Madre que perdone a la humanidad, pareciera que el final ha llegado con la muerte del hijo y la violencia infringida hacia Madre, pareciera que la película romperá la tensión para el último momento pero no. Madre se niega a perdonar a la humanidad y el film se vuelve aún más simbólico: Las últimas palabras de Madre antes de morir destruyen la frágil línea entre la metáfora y la narrativa porque el personaje ya no habla, hablan las ideas que el personaje quiere transmitir. Para este punto, ¡Madre! se vuelve panfletaria y los símbolos sobrepasan a la película, la Vida se convierte en idea.

En contraposición, la historia de los Bundren no es disuelta por ninguna metáfora. Los personajes de Mientras Agonizo, poseen una historia individual que el lector descubre con el paso de las páginas, del mismo modo que logra completar la historia general de la novela. Si bien, las narraciones pueden resultar complicadas e incongruentes en un primer momento, al unir las piezas el resultado es sorprendente. Tal es el caso del hijo menor de los Bundren, Vardaman. Las reflexiones del pequeño Vardaman Bundren y su hermano Darl, resultan complejas o incoherentes en un primer vistazo pero significativas para la obra en su totalidad. Faulkner invita a que su lector se pregunte ¿Todos los hijos de Addie Bundren son sus hijos?:

-La madre de Jewel es un caballo- dice Darl.
-Entonces la mía puede ser un pez, ¿no, Darl?- digo yo.
Jewel es mi hermano.
-Entonces la mía también tiene que ser un caballo- digo yo.
-¿Por qué?- dice Darl-. Si padre es tu padre, ¿por qué tu madre va a tener que ser un caballo sólo porque lo sea la de Jewel?
-¿Por qué?-digo-. ¿Por qué Darl?
Darl es mi hermano.
-Entonces, ¿quién es tu madre, Darl?- digo.
-No tengo madre-dice Darl-.Porque si la he tenido, es era. Y si es era, no puede ser es. ¿No crees?
-Sí-digo.
-Entonces yo no soy-dice Darl-. ¿O sí?
-No- digo.
Yo soy. Darl es mi hermano,
-Pero tú eres, Darl- digo.
-Lo sé-dice Darl.- Por eso no soy es. Y son es demasiado para parirlo una sola mujer (Faulkner, 101)

Mi madre es una mujer– pienso mientras miro el ataúd lleno flores rosas y raíces verdes sobre la tierra, comienza a desvanecerse con el calor que sopla como un suspiro. Y la dupla Vida y Muerte se manifiesta bajo el sol, mientras caminan a la par mirando a sus semillas. Todos somos semillas expulsadas de la maternidad dual, traídos al mundo para emprender el viaje de ida y vuelta. Vida y Muerte… Las madres del mundo sonríen bajo el sol que se pone con la entrada del autobús a la Ciudad Q y la interrogante de la maternidad en el aire: ¿Mamá es vida o es muerte?

Ilustración: Wilbert García (Will)

https://www.instagram.com/will_mono_cromo/