In-vertebrados o la falta de Huesos
Una pareja de tres o quizá el alter ego de alguno de los “enamorados”, un canto a decir lo que ocultamos por miedo a no ser aceptados. Las inseguridades corroen a todo aquel que se niega a luchar por su identidad, Invertebrados es una puesta en escena que por medio de un conflicto amoroso, amen que sea un tema que sigue vigente entre la humanidad, con distintos códigos como la virtualidad, la distancia, la identidad y todo aquello que sirva como medio para ofrecer o recibir, en un acto desesperado cuando se está enamorado.
¿Cómo se supone que tendríamos que amar en pleno siglo XXI? Porque amar a distancia, se ha convertido en el pan de cada día; un avatar finamente construido con lo mejor y lo más anhelado por nosotros ¿es suficiente para sentir y vivir el amor? ¿Qué buscamos hoy en día en una pareja? Al parecer, la virtualidad nos sobrepasa, quisiéramos traspasar la pantalla para tocar el objeto de deseo, aquello que seguramente no llegará, porque solo habita en nuestro hermoso y codiciado mundo surrealista. En recompensa, se opta por evitar la contracorriente y aceptar o ser aceptados por un In-Vertebrado.
¿Qué sucede cuando una obra es capaz de exponer la vida en pareja de dos seres? Un mar de imágenes seguramente llega a tu mente, no de forma gratuita, porque seamos honestos, ¿a quién no le gusta vivir un acto voyerista? en donde cómodamente, en la butaca, con las piernas relajadas y la mirada fija, entramos a la intimidad de quienes viven en escena. Un acto sin compromisos (como la mayoría de las relaciones hoy en día) pero que de manera sutil, va develando ante quienes observan, detalles, gestos, sonidos, palabras, tensión, desagrado y cualquier otra sensación digna de disfrutarse, a su modo, claro está. Buen camino para llegar a la catarsis o como otros lo llaman “un efecto espejo”, en donde me veo reflejada ante lo que veo.
Invertebrados acierta en ese punto, exhibe a todos aquellos que dicen amarse, que asumen ante una sociedad, que por desgracia orilla a miles o más a estar por el simple hecho de estar. Tomar de la mano a quien profundamente nos desagrada, para traspasar las puertas de todo espacio público, y así mimetizar la soledad en compañía; pero desafortunadamente, ya en la intimidad, no se puede ocultar la tremenda frustración de vivir en una asfixiante realidad, que agobia y limita.
Luis Santillán, el director de este montaje, crea a partir de un mundo fragmento, destinado por la tinta de la dramaturga Sara Pinedo, para presentar a estos seres Invertebrados, carentes de razón, de juicio… de vértebra. Es ahí cuando el reto escénico incrementa, porque al presentar una historia fragmentada, se corre el riesgo de no encontrar un hilo conductor que sostenga aquél mundo no realista. En este caso, por momentos Luis Santillán suelta ese hilo que guiará al espectador en este remolino de emociones. En contra peso, los actores con un prodigioso instinto escénico, sostienen las escenas con la energía suficiente para vivir las situaciones y así diluir la posible confusión.
Un elemento que por tradición se convierte en apoyo escénico es la utilería, ¿es necesaria en cada cambio de escena? Algunos amantes del teatro gritarán (entre dientes) – ¡Sí! Pero déjenme decirles que el exceso o mal uso de la misma, puede agobiar o distraer al espectador y al actor; qué decir del personaje, se corre el riesgo de acartonarlo. En este caso, el director apuesta por sumar utilería a la escena, en un acto de apoyo actoral y quizá para acordonar la historia; es curioso que gracias a esta decisión, se devela la capacidad que tienen los actores para intuir y reaccionar ante el estímulo y dejar que el personaje no tropiece con los objetos innecesarios. ¡Benditos ensayos!
Dicha fragmentación lleva a los personajes de Invertebrados de manera óptima, a repeler cualquier obstáculo, están ahí para exigir su espacio, la organicidad de sus acciones se expande de manera positiva sobre la escena. El acierto en la ejecución actoral hace vivir los momentos climáticos y eso el público lo agradece.
Invertebrados llega a los escenarios para hacernos reír por medio de escenas que ridiculizan tanto a hombres como a mujeres, con ayuda de una tercera (el infinito triángulo afectivo), un personaje que con su dinamismo bien podría ser la encargada de guiarnos en esta estructura fragmentada. Esta obra se presenta como ejemplo de todo aquello que estamos dispuestos a dejar y hacer por aprehendernos al otro, todo con tal de atravesar la tempestad, de la mano de un “In-vertebrado”. Elegimos pasar desapercibidos ante las multitudes y críticas, para formar parte del concreto, una banqueta para ser pisados una y otra vez; contrario a todo, rechazamos ser vida.
Las risas como medio de confrontación son la clave hoy en día para llevarnos a la reflexión, de otro modo, como medio de autodefensa seguiremos evadiendo la responsabilidad que tenemos como seres humanos para complejizar nuestra existencia. Somos seres vertebrados, con huesos llenos de historia y memoria, es tiempo de volver a develar nuestras pasiones y deseos para optimizar la belleza de la vida, y en este caso como decía Jean Paul Sartre para descubrir “la condición de ser el otro”.
Los Invertebrados
Dramaturgia: SARA PINEDO | Dirección: LUIS SANTILLÁN | Elenco: MARIANA MONTES, MIROSLAVA FIGUEROA y CLAUDIO MORALES
Foro Bellescene | Zempoala 90, Narvarte Oriente, Ciudad de México.
Viernes 20:30 hrs. | últimas funciones
Fotografía | Delier RG