Honor y traición… Una gran historia, pero no sólo eso
Todos amamos las historias, es más las necesitamos. A donde quiera que volteemos hay una historia demandando nuestra atención real y digital. En el transporte público, en el aterrador tránsito citadino, en el campo de fin de semana, en las redes sociales… en Twitter, ¡oh dios!, sobre todo en Twitter.
Es así, como la puesta en escena Honor y traición (juicio público a un personaje imaginario), nos trae a escena una historia iniciada por Miguel de Cervantes Saavedra hace ya unos ayeres, que resuena de forma hilarante en nuestro actual 2020. Pero no solo eso, además nos trae a cuenta la existencia del “Sindicato de Trabajadores de la Ficción”, cuyo objetivo es procurar el bienestar de la ficción, los actores, el público, es decir todo el equipo que conforma la experiencia teatral; además de mediar los posibles desacuerdos surgidos entre ellos. Por último, está la historia del público, como colectivo sumergido en un irrefutable contexto social políticamente activo y polarizado.
La habilidad y carisma de los actores, llevan al público de la mano a través de las tres historias, en medio de un ambiente festivo y reflexivo a la vez, para darle confianza de participar activamente cuando llega el momento preciso; sí, como lo oyen, la participación del público es primordial, pues es quien decide —como la sociedad democrática que somos (inserte el emoticón que más le plazca y acomode)— el final de la historia de Cervantes. Ello debido al conflicto moral que se apodera del sindicato, para dejarlo sumergido en el sin sentido existencial y la incapacidad para concluir la ficción.
Siendo un poco más técnicos (ok, si la “densidad polisémica” y la jerga teatral en general no son lo suyo, puede saltar este párrafo sin remordimiento), podemos disfrutar de un despliegue perfecto de convención teatral, sostenido por la composición espacial casi coreográfica, construida por los actores y su relación precisa con todos los objetos, así como con el resto de los elementos que hacen aparecer ante la imaginación del espectador. Es así como se pueden apreciar los distintos escenarios y épocas de la obra. Por su parte, el elenco logra un ensamble armónico y preciso, todos sin excepción, transitan fácilmente de un plano de ficción a otro para romper la cuarta pared con tanta gracia, que pareciera una acción posible para cualquiera. Sin duda se trata de un trabajo en equipo finamente bordado, en el que la comedia se fusiona con dinamismo e inteligencia, para sumergirse en una reflexión social e incluso filosófica y así incluir amistosamente al público y sus reacciones peculiares.
En resumen, corran a ver “Honor y traición, juicio público a una personaje imaginario”, lleven a sus amigos, familia y/o personas favoritas, porque es una experiencia divertida que merece ser compartida con las personas que aprecian y con quienes desean vivir momentos peculiares.
Honor y traición, juicio público a una personaje imaginario, se estará presentando en el Teatro Helénico los días miércoles a las 20:30 horas, hasta el 25 de marzo de 2020. Entrada general $200.
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