Reseñas Teatro

I. A. Inteligencia Actoral

Gran obra teatral futurista muy bien escrita con tintes de Ciencia Ficción que nos hace reflexionar con respecto al avance tecnológico, el cual ha mostrado en esta época los avances a pasos agigantados y

que por ende, se filtrará seguramente en el mundo del arte teatral, expandiéndose a-posteriori,  en todos los ámbitos cotidianos.

La trama gira en torno a lo que podría un día constituir, el lidiar en diversos momentos de nuestra vida cotidiana, con inteligencias artificiales que pudiera además exceder nuestras capacidades como humanos, según vislumbra la ciencia y la tecnología mundial.

Un montaje escénico que cuenta con muchos elementos de índole dramático, que mediante la estructura de una comedia nos invita a la reflexión de las limitantes que todos tenemos como seres humanos; los posibles riesgos o bien la fortuna de vivir frente a frente con los avances que nos exceden, dentro de la narrativa de la trama se manejan ante interrogativas de lo que significará el compromiso de interactuar con tecnologías de muy alta resolución.

Máscaras que nos llevan a pensar en el futuro de la robótica, junto con el juego de iluminación y cuadros escenográficos abundantes, dan como resultante una puesta en escena muy interesante y entretenida, con brotes de humorismo negro, en dónde el detonante es, la puesta en escena de Hamlet próxima a ser estrenada, a manera de meta-obra, en ésta trama peculiar y futurista, que la ubica por ende, en teatro de ciencia ficción.

Empero, más allá de los elementos de apoyo para la escenificación de ésta dramaturgia original del escritor mexicano Flavio González Mello, bajo el concepto y el performace a cargo de David Fernández.

Por supuesto se encuentra el integrar dichos aspectos con las invaluables actuaciones aunadas a la gran dirección escénica del mismo Flavio González Mello y de su espléndido texto.

–En un futuro cercano un veterano director de teatro se verá obligado a sustituir al actor que abandonó su montaje de Hamlet tan sólo diez días antes del estreno. Para ello utilizará un robot idéntico al histrión. Intentará integrarlo a marchas forzadas y, sin decirlo a nadie, perseguirá el objetivo secreto de desarrollar un peculiar experimento: una prueba de Turing llevada al escenario, con la cual averiguará si el público es capaz de reconocer que hay un robot en escena, o si , por el contrario, el androide podrá mimetizarse con el elenco y pasar desapercibido.

Aseveración que se hizo tiempo atrás, cuando ésta compañía creativa se presentara en el Teatro Principal del Centro Cultural Helénico, con el éxito que la ha hecho volver a representarse, sólo que en ésta ocasión en uno de los Foros de la UNAM.

Las excelentes actuaciones corren a cargo del maestro Juan Carlos Vives y del talentoso joven actor Roberto Beck, sin minimizar las interpretaciones de Dobrina Cristeva, Diana Sedano, Fernando Rebeil, Verónica De Alba y Elena del Río, quienes juntos escenifican con talento histriónico y emotividad a sus respectivos personajes a caracterizar.

–Con ésta obra el público conocerá a Paco Ramos, un actor famoso que está a punto de estrenar una versión de Hamlet cuando recibe una imprevista propuesta para filmar una película en Hollywood. Como las obras de Shakespeare en México solo dan 24 funciones, y la lista de espera de los textos es interminable, el director y el actor se confabulan para utilizar a un robot suplente que protagonizará la pieza shakesperiana. El reto será que el público, los productores y los miembros del elenco no sepan quién es el original y quién es la copia ¿humano o androide? He aquí el dilema.

 Puesta en escena muy bien dirigida por cierto, por su mismo escritor, en la cual nos divertimos con los ingeniosos diálogos en la narrativa que a manera de sinopsis se reducen a la siguiente consideración expresada por la compañía teatral de la siguiente manera textual:

Cuando el futuro nos alcanzó:

El deseo de perfección, inmortalidad y obediencia conducen a un futuro robotizado. Debido a los adelantos de la tecnología, más temprano que tarde, todas las personas podrían ser sustituidas –en sus trabajos e incluso en su vida privada, por versiones aparentemente incapaces de fallar. Y si los humanos son reemplazados en el teatro, serán removidos de cualquier otro espacio. En ese sentido, el escenario es el límite de la realidad porque no hay acto más real y humano que el teatro… Hasta ahora.

El miedo implícito por parte del escritor ante la posible sustitución del hombre en todos los niveles existenciales y, en específico laborales, me hace recordar el pavor despertado entre la población económicamente activa que detonara la denominada “Revolución Industrial” gestada en el Reino Unido durante la segunda mitad del siglo XVIII, en la que los obreros salían a destrozar máquinas ante el pavor de ser sustituidos por la tecnología naciente, sin tomar aún consciencia de que era tan sólo, el comienzo de una nueva etapa de producción masiva que incrementó las inversiones y el número de empleos de personas capacitadas que operaran las máquinas y por ende la presencia de un cambio económico y social estructural a nivel mundial.

Pero sin hacer más referencia a ésta conjetura, lo cierto es que la dramaturgia de Flavio González Mello es un texto, que por sus elementos estructurales dramatúrgicos, fue galardonado como ganadora del Premio Nacional de Dramaturgia Juan Ruiz de Alarcón y, del Premio Nacional de Dramaturgia Víctor Hugo Rascón Banda.

INTELIGENCIA ACTORAL. La tecnología se apodera del teatro es una comedia experimental que forma parte de la programación del Festival de Arte y Ciencia ALEPH que e presenta en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural de la UNAM, con funciones los días jueves y viernes a las 19:00 horas.

Redacción Difusión Ka

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