Cuando nos cuestionamos acerca de la injusticia, hacemos a un lado la gran marginalidad que sufren los indígenas en nuestro país, aunque sea un tema no desconocido, y es justamente esta puesta en escena de JACINTO Y NICOLASA, que nos llega a sensibilizar al respecto con la problemática a tratar, aún muy latente en nuestra sociedad.
Esta obra escrita por la dramaturga Camila Villegas, ventila de manera somera la situación que vive el grupo étnico minoritario rarámuri, en la comunidad de Norogachi, de la Sierra tarahumara.
Dentro de la trama se advierten diversos elementos étnicos implícitos dentro del texto; elementos que su autora otorga mediante los diálogos de los personajes protagónicos, quienes comienzan intentando acudir a las autoridades gubernamentales locales, en busca de ayuda.
Los actores en el escenario dan voz a dos indígenas lográndolo mediante la narrativa, que cada uno de ellos ejecuta de manera paralela y alternante. Así poco a poco se van hilando dos historias muy diferentes entre sí.
Esto se logra con tan sólo dos actores en escena mediante la plástica actoral que tanto la actriz Teté Espinoza (quien alterna con Sonia Couoh) y el actor Luis Eduardo Yee, le infieren a sus personajes, logrando sumergir al público asistente en dos de las zonas tarahumara, dejando volar la imaginación.
Ambos actores logran conectar con versatilidad, movimientos corporales y modulación de la voz, logrando con ello la caracterización de JACINTO Y NICOLASA; personajes inmersos en un drama interesante, a través de un texto muy bien construido.
Como a-priori he mencionado, es una obra costumbrista, pues mediante los diálogos, se ventilan parte de la idiosincrasia indígena, pero ante todo, es una obra de denuncia ante la injusticia que padecen éstos pueblos aún hoy en día; por lo que los actores expresaron su solidaridad con ellos como tiempo atrás mencionarían, motivo que les llevara a aceptar formar parte de ésta obra teatral.
La trama presenta a JACINTO, un hombre bueno, donde el destino lo lleva a cometer un asesinato en contra de su compadre, tras descubrir el abuso que éste constantemente ejercía con los niños de su comunidad. Por otro lado el personaje de NICOLASA es el de una indígena, cuyo hijo es secuestrado, ante lo cual pasará años de agonía buscando su posible cadáver descompuesto.
La manera en que se encuentran marginados y desprotegidos, son los ingredientes de ésta propuesta escénica escrita por Camila Villegas, bajo la dirección escénica de Alberto Lomnitz.
Texto por cierto muy bien estructurada, con diálogos inteligentes y bien construidos, por supuesto con la grandes actuaciones y una muy buena dirección escénica construida con una incipiente escenografía, que el juego de luces logra dar el efecto deseado para la presentación de los diálogos.
Y como certeramente se logra leer en una cita de Google:
–JACINTO Y NICOLASA de Camila Villegas es una obra que toca la entraña, provoca sueños, transmite ideas mágicas y pone en cuestión aspectos de la realidad áspera de los rarámuris en la sierra de Chihuahua, sin intención compasiva o paternalista.
JACINTA Y NIOLASA presentarán dos funciones más en La Titería ubicada en la calle Vicente Guerrero 7, Colonia del Carmen Coyoacán.