Música

FlamenHop a cargo de La Niña del Cabo

Siempre he creído que la música es la mejor manera de hacer protesta. El medio perfecto para arremeter contra eso que disgusta y causa malestar. La vía perfecta para convertirse en activista y altercar contra esa visión tan común y pasiva que yace en mucha de la gente. Para ello, tampoco es necesario recurrir a ciertas modas y estilos que pretenden encasillar el concepto de alguna propuesta musical (buena), en algo trillado y común. Basta ofertar algo novedoso y, -desde mi perspectiva- la única posibilidad de hacerlo, es a través de la letra.

“La Niña del Cabo es una compositora, cantante y guitarrista española que desde sus raíces andaluzas encara otras formas expresivas conectadas con el folklore más contestatario. Su música fusiona elementos del flamenco, jazz, latin y hasta el rap creando un estilo propio, que ella define como “FlamenHop”, y donde la palabra suele ser la protagonista”

Hablar con ella es sinónimo de convicción. Le viene tan bien el perfil de rebelde sin censura que se toma muy enserio esa labor como agente de cambio. Noemí Maldonado ha decido sacar el lado más salvaje y audaz de La niña del Cabo a través de un álter ego ficticio llamado Matajari Maldonado, mismo que da nombre a su tercer material discográfico y, tiene como objetivo, “luchar en época de crisis”

Su paso por la bella isla cubana- sitio donde fue grabado “por casualidad” el disco- deja entrever la gran influencia de ritmos latinos en sus melodías. A su vez, se adueña de él, un aire independiente y fresco, que ha sido el toque personal que la gitana moderna (como ella se considera) le ha impreso desde el inicio de su carrera.

Matajari Maldonado tiene bien claro hacia donde quiere ir y con qué razón. Para ella, la industria de la música a nivel masa, a nivel high level, es atontamiento generalizado. “A mí eso no me interesa. Me interesa crear conciencia”.

Por ello,  Noemí dedica las letras de sus canciones a todo ese desazón que baña al mundo entero. “Mis letras se pueden interpretar allá, donde vayas. Por ejemplo, Ser Itinerante, hablo desde el punto de vista de España (…) hablo de otra gente que se tuvo que ir de su país, de los refugiados a su vez (…) mis temas se puede interpretar como tú quieras. Aplica también para México… a nivel mundial (…)”

Frente al escenario, vemos a la niña tierna. Sentada frente al micrófono, tocando la guitarra. Basta hacer un cambio de ritmo, para ver exaltada esa figura femenina. Ahora es una “superheroína”. Su lírica y música, incluso, hasta ciertos ademanes y expresiones, evocan de forma casi inmediata a la chilena Ana Tijoux.

En sus presentaciones no hay reglas, códigos o patrones. El show se disfruta de principio a fin. Su discurso no ahonda en proselitismos; simple y sencillamente, acompaña su postura  e ideología con ritmos alegres y empáticos con el público.  Lo mismo puedes mover el pies por debajo de la mesa o, acompañarla con palmadas al unísono del flamenco más clásico.

Sobre su próximo albúm de estudio, refiere que seguro será grabado en la Ciudad de México.

Sin duda, La niña del Cabo, resulta ser un refente de la nueva oleada de artistas contemporáneos a los que no se les debe perder la pista. La calidad del proyecto, hablará por si solo, en no mucho tiempo.

Acá una galería de su última presentación en el exquisíto bar El 61, donde tuvo como invitada a Roxana Río. Enjoy!

 

 

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