Danza Teatro

Dealers, drogas, y un maldito death dream por cumplir

¿Aquerón?, ¿Eso existe?… pues si, déjenme decirles que sí. Existe y está en el lugar más recóndito del planeta Tierra. Digamos que su ubicación no aparece en Google maps, tampoco Waze te dice que ruta debes tomar para llegar a ese destino. Bueno, digamos también, que solo se puede llegar hasta ahí de una sola forma: muerto. Tal como lo hizo Leonardo.

Leonardo no supo cómo llegó ahí, solo abrió los ojos y desconoció por completo el lugar. Tampoco sabía si seguía con vida o ese accidente automovilístico lo había mandado directo y sin escalas al inframundo. Un ambiente frío y negro delató el escenario del averno. Estando seguro de ello, no hizo otra cosa más que pensar en cómo hacer realidad su “Death Dream”, pero primero, tendría que cruzar Aquerón y después sí, disfrutar al máximo su estancia ahí.

Nicanor (El Micky, cómo decide llamarlo Leonardo), barquero reconocido y empleado destacado de la migra infernal, es el encargado de poner a prueba, y desde luego, impedir cada uno de los intentos de Leonardo por cruzar aquel río de lamentos, y poder así, instalarse cómodamente en ese sitio. Por supuesto que detrás de todo ese deseo inconmensurable, hay algo que no deja de ser la cereza del pastel: el continuo tráfico de drogas, sin tener que dar explicación y mucho menos, repartir el voluptuoso botín que eso puede generar.

Desde luego que, Leonardo pensó que su confianzuda personalidad, además de obstinada y elocuente, podrían ayudarlo a conseguir su objetivo mucho más rápido. Nunca pasó por su cabeza encontrarse con pequeñas trabas que complicarían el proceso, mucho menos, con personas que, lejos de protegerlo, harían hasta lo imposible por retenerlo de ese lado del infierno.

Aquerón, el río de la tragedia, no es más que una obra llena de tragedia y drama, con fuertes toques de sarcasmo e ironía, que se goza desde el arranque de la puesta. Los discursos ligeros de los personajes, son una herramienta que hace aún más leve la historia. Inclusive en ciertos momentos del acto, hay quienes pueden identificarse con alguna de las figuras que actúan.

Aline L. Bernal (Leonardo) y Cinthia Pérez Navarro (Nicanor), ponen a prueba su trabajo actoral y dancístico, interpretando a dos estampas masculinas con cierto estereotipo bien definido: por un lado tenemos al típico hombre comodín que intenta caer bien a todos, opuesto, al tipo de varón introvertido, pero audaz, que piensa más de una vez lo que hace. Sin duda alguna, su desempeño escénico, pinta sobre el escenario, un lienzo lleno de muchos matices.

Esta grandiosa labor en conjunto, se encuentra curada por la dirección de Martín Balmaceda; apoyado por Judith Roldan Camacho como asistente de Dirección. Detrás de las cámaras y el diseño de afiche, (José Carlos Gutiérrez) Siddhartha Studio hace de las suyas. El sonido (muy bueno, por cierto, con canciones de Radiohead) y el montaje coreográfico, corre a cargo de las misma intérpretes del performance, Aline L. Bernal y Cinthia Pérez Navarro. La producción, escenografía y vestuario, son ideas de XIPE Colectivo Escénico. Y por último, la cabeza tras el proyecto, Xavier Villanova.

La temporada ya comenzó, y no puedes perderte por ninguna razón esta magnífica pieza teatral. La cita es todos los domingos, a partir del 16 de julio, hasta el 3 de septiembre, en el foro principal de Casa Actum; la hora, 18:00 hrs en punto.

más información: http://www.casaactum.com/html/cartelera.html

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