Teatro en el Cuarto: La voz humana
Teatro en el Cuarto
Teatro en el Cuarto es una propuesta que llega a México con mucho corazón y talento venezolano, una forma de hacer teatro fuera de los espacios convencionales, sin censuras, con tintes de voyeur que por naturaleza nos atrae.
En medio de las luces, los cláxones y el tránsito de los citadinos, transita en la Ciudad de México una propuesta de teatro de formato no convencional, en donde además podrás disfrutar —al final de la función — una copa de vino y la degustación de algún platillo preparado por algún chef invitado. Todo esto forma parte de lo que ofrece Teatro en el Cuarto (TEEC), un concepto original creado por tres actores venezolanos, que abordan esta forma distinta de hacer y disfrutar el teatro.
Una propuesta vanguardista que surge a partir del exilio y la falta de oportunidades para insertarse dentro de las marquesinas de foros y teatros, un grupo de artistas extranjeros en la búsqueda de espacios para llevar a cabo la escenificación. Es por ello que deciden presentar su propuesta escénica en espacios no convencionales tales como: habitaciones de hoteles, departamentos, casas o cualquier otro lugar que esté dispuesto a ser intervenido por un actor y su público.
En esta primera temporada en México, presentan la obra La voz humana del dramaturgo francés Jean Cocteau, la experiencia en este formato de teatro inicia con suspenso y es justamente ahí donde el sello de esta compañía teatral toma control, lo cual de manera orgánica genera empatía y sentimiento de pertenencia dentro de este movimiento artístico.
La voz humana
La dirección donde suscitará la obra es revelada el mismo día de la misma, la ubicación es enviada a cada espectador para dar inicio al proceso de recepción y juego; la curiosidad incrementa al pensar cómo podrá ser la habitación elegida, la dimensión, los colores, las texturas y el mobiliario. Frente a mí, está la morada dentro de la cual suscitará un fragmento de la Historia del teatro así como de quienes asistimos a este convivio.
Una cálida bienvenida resta el frio de la noche, cada uno de los espectadores se refresca los labios resecos, las miradas se cruzan buscando borrar la interferencia de los celulares mientras las sonrisas clarifican el ambiente como sinónimo de cordialidad. Frente a nosotros la carismática actriz venezolana Marisela Verti, quien esta noche es nuestra anfitriona, da la bienvenida, dotada de la calidez necesaria para omitir cualquier acto de timidez, la noche augura un parámetro distinto de recepción del fenómeno teatral.
Es justo en ese momento donde entran en escena las productoras del TEEC Anny Baquero y Clary Ledezma, quienes nos guían a la ya invocada habitación. Los asientos están distribuidos por todo el espacio, un sillón, sillas, alfombras y cualquier otro mobiliario que pueda ocuparse: Un convivio en toda la extensión de la palabra, en donde las convenciones de apagar el celular, ocupar la butaca seriada, el cambio de iluminación y cualquier otra a la que estamos acostumbrados, en esta propuesta quedan omitidas. La no convención se vuelve convención, en una paradoja inevitable del teatro, entra el personaje en acción mientras canta Non, je ne regrette rien de Edith Piaf, para que en efecto dégradé, cada espectador sea capturado por lo que ahí está a punto de suceder.
La delicadeza de los detalles nos sitúan en la historia, las emociones se deshilan como el hilo de Ariadna por este laberinto dramático. Ahora la historia es nuestra, somos parte de ella por el hecho de estar dentro de la escena, frente, junto, detrás o paralelamente con el personaje, para indagar en lo que queda después del olvido. Con la adaptación y dirección de escena de Francisco Denis, quien propicia la idea de vacío al neutralizar en la medida de lo posible el espacio; el encierro y la nostalgia se hacen presentes en este unipersonal que por su temática, nos invade y circula en nuestra memoria emotiva para develarnos las directrices de las posibles historias vividas. Un lugar donde seremos testigos de la fragilidad y los matices de este personaje, que se conjugan de manera armónica en una habitación que respira y vive como la escena misma. Un personaje trazado por Cocteau, pero develado y hecho materia por la actriz Vera Lucía Linares quien de manera sustancial, crea un ser sobre la escena.
Con la producción acertada por parte de Anny Baquero y Clary Ledezma, quienes abordan el arduo trabajo con excelsa delicadeza y olfato, para hacernos parte del mismo, con precisión, calidez y cordialidad.
Para rematar esta experiencia, la aliada de ésta función, la chef venezolana Isis Bilbao Abreu, fue la encargada de deleitar nuestro paladar; el vino —elixir de Dioniso y sus bacantes— fue el encargado de direccionar la convivencia para transformarla en complicidad. Un suceso digno de mencionar, fue la proximidad que tanto productoras como la actriz tuvieron con cada invitado para compartir un poco la experiencia, la retroalimentación para ellas es relevante y bien recibida, lo cual se agradece. En un instante, las notificaciones en nuestros teléfonos móviles pasaron a segundo plano, no había espacio para las pretensiones o dramaturgias impuestas, ahí estábamos, aquellos que al inicio de esta velada parecíamos extraños, mirándonos de reojo, con el celular en la mano, hasta antes de hacer viva la experiencia. Risas, aromas, cubiertos, diálogos, incertidumbre, interés, sabores dulces y salados… vino, más voces; en conclusión, una propuesta que busca ser parte de la Historia del arte teatral.
Un grupo de jóvenes creadores que buscan expresar un fragmento de realidad, del sentir social que les atañe y que quizá ésta sea una de tantas vías de sanación de un presente que duele, pesa y lastima, que en definitiva pone sobre aviso a la sociedad mexicana respecto a la crisis política que omitimos, una adversidad que ha venido a romper fronteras a través del arte. Estamos frente a una propuesta que aspira generar un cambio, no solo en términos de estilo sino también como sociedad, una transformación que exige acción y solidaridad entre mexicanos y extranjeros para establecer un diálogo que traspase culturas.
El TEEC ha llegado a México para colocarse en la memoria de quienes buscan la experiencia estética en otro tipo de formatos, para provocar nuevas formas artísticas de pensar y hacer en México. Una muestra de que la adversidad nos lleva a resolver de manera creativa y acertada las posibilidades del arte como medio de transformación.
Si estás interesado en asistir a su próxima presentación y conocer más sobre el TEEC, visita sus redes sociales para que formes parte de este movimiento teatral.
https://www.facebook.com/TeatroEnElCuarto/
Chef invitada Isis Bilbao
@mins_sweetandsalad
FB/mins_sweetandsalad
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