Punk adolescente y gatos persas
A pesar de retratar vidas y contextos distintos, Somos Mari Pepa y No One Knows About Persian Cats, comparten las desventuradas ambiciones artísticas de sus respectivos protagonistas. En ambos filmes, la lucha contra diversos factores probará a los personajes en su búsqueda por encontrase a sí mismos a través de la música.
Igualmente, la narrativa de los largometrajes es una mezcla de ficción y documental; lo cual, además de ser atractivo visualmente, resulta decisivo para el acercamiento con el espectador.
Los invito a descubrir estas piezas cinematográficas que reflexionan acerca de las frustraciones que enfrentamos al inicio de la vida adulta, para recordar los momentos de júbilo con nuestra familia y amigos, y atesorar lo aprendido de ambas caras de la moneda.
Somos Mari Pepa
(Samuel Kishi Leopo, México 2013)
Mari Pepa es una banda de punk integrada por Alex y sus tres amigos. Son adolescentes oriundos de Jalisco y desean componer su segunda canción para entrar en un concurso, sin embargo, sus planes se ven en riesgo cuando comienzan a tomar caminos por separado. Alex es el más entusiasmado con la música, y tiene que lidiar con el alejamiento de sus compañeros, la convivencia con su abuela y demás sucesos que le harán replantear su objetivos.
Las responsabilidades del mundo adulto, los primeros amores, el despertar sexual, una familia inusual y los escarmientos de un barrio pesado, son el caldo de cultivo perfecto para las primeras crisis existenciales. Es así como logramos empatizar con Alex, incluso ya de adultos, porque sabemos que durante la adultez estas crisis siguen con nosotros, aunque cada vez más complejas.
Fraternizamos con el personaje porque nos recuerda hechos determinantes por los que ya hemos pasado, por ejemplo, vemos a Alex ir en busca de su primer trabajo y tropezar ante sus nuevas inquietudes, prácticamente a buscarse la vida. Lo cual significa dejar de lado su inclinación por la música, que inicialmente era su prioridad. ¿A quién no le ha pasado algo similar?
Desde el inicio, los planos que nos introducen a esta historia son a través de la mirada del protagonista, desde el lente de su cámara fotográfica. Y durante todo el filme se suele retomar dicho recurso, lo cual le da un toque documental y hace del relato, algo más cercano a la audiencia. Para mí, este elemento narrativo representa una analogía con la adolescencia, ya que suele ser un período de descubrimiento y concienciación del entorno, así como de uno mismo.
Una trama secundaria, no menos importante, es la relación de Alex con su abuela. Vive únicamente con ella en un pequeño departamento, ligados por una extraña y funcional convivencia, donde a pesar del cariño hay cierta discordia. Desde mi punto de vista, la verdadera conexión entre ambos es la música, a pesar de que los personajes no parecen ser conscientes de ello. La abuela sumergida en sus pensamientos al ritmo de hermosos boleros y Alex, refugiado en el rock y el punk; me parece una bella ambigüedad que la música los separé y al vez los una. Cabe destacar que el director y su hermano Kenji Kishi, compusieron la mayoría de las piezas.
Finalmente, Somos Mari Pepa es una película entrañable, que nos empapa de nostalgia por la adolescencia, nuestras abuelas, ideas frustradas y discos viejos, donde el único consuelo es la memoria. Un divertido recordatorio de lo duro que es aterrizar los pies en la tierra y aprender a vivir con nuestras derrotas.
Actualmente pueden encontrar Somos Mari Pepa en Filminlatino. Su director está por estrenar su segunda película Los lobos, déjenme decirles que los tráilers son prometedores.
No One Knows About Persian Cats
(Bahman Ghobadi, Irán 2009)
El director responsable de Las tortugas también vuelan, nos trajo Los gatos persa, así titulada en México. Una película que cuenta la historia de dos jóvenes músicos iraníes, Negar y Ashkan, los cuales quieren formar un nuevo grupo y viajar a Europa para participar en festivales. Su pasión por la música occidental, condenada por el régimen de su país, hace que se junten clandestinamente para buscar a los posibles integrantes de su nueva banda, adentrándose verdaderamente en el underground.
Mientras los seguimos en su recorrido por la ciudad de Teherán en busca de nuevos miembros, conocemos agrupaciones de diferentes estilos, desde rock, soul, hip hop y jazz. En la mayoría de los números musicales podemos apreciar las dificultades que pasan los músicos en un país que censura las expresiones artísticas; los ensayos, conciertos e incluso subir mascotas a un automóvil puede resultar un problema con las autoridades o con los mismos vecinos.
Esta película fue actuada por dos jóvenes que vivieron situaciones similares a sus personajes, por lo que el director aprovechó para grabar momentos reales que ellos pasaron, es allí donde encontramos de nuevo la docuficción. Take it easy hospital es el nombre real de la banda de Ashkan Koshanejad y Negar Shaghaghi, que formaron en la primera década del siglo XXI y que al parecer desde hace algunos años se encuentra inactiva. Sus vidas inspiraron la mayoría de los hechos del filme, a excepción del abrupto final.
Esta cinta nos da una bocanada de aire fresco en relación a los filmes con temáticas musicales. Nos hace valorar nuestra (a veces) confusa libertad y apreciar la valentía de aquellos que asumen el riesgo de ser fieles a sus aspiraciones, enfrentándose a una realidad poco favorable.
Colofón
Si bien ambas películas no son perfectas, aún con sus altibajos, me parecen poco apreciadas. En mi humilde opinión, logran de una forma honesta acercarnos a historias de jóvenes aspirantes a músicos, historias que hacen al mundo más pequeño cuando somos conscientes de que nuestros deseos e inquietudes se multiplican hasta el continente más lejano.
Como conclusión, es reconfortante ver personas, tanto en ficción como en la realidad, que se esfuerzan en abordar disciplinas artísticas en entornos adversos. En tiempos tan convulsos como los que actualmente vivimos, es inspirador encontrar seres humanos enfocándose en crear y no en destruir.