Teatro

Mujer…es asunto de hombres

Dos hombres, frente al público, se preguntan: ¿Son las mujeres un mal necesario? Así comienza la puesta en escena Mujer… es asunto de hombres, una adaptación de la comedia “Mal necesario”, escrita por la actriz chilena Jessica Torrijos, que Israel Ugalde realiza para el público mexicano. La obra, cuenta con la actuación de los cómicos Fernando Cossano y Diego Otero, quienes a través del humor, hablan de las mujeres desde la perspectiva de los hombres.   

Dividida en dos partes, desde su inicio se rompe con la cuarta pared. Los actores buscan, a través del diálogo y las insinuaciones humorísticas la participación de los asistentes. Las risas y las carcajadas, suelen ser la respuesta más pronta del público. Lo anterior, no resulta extraño si se considera que el texto de la adaptación está saturado de referencias culturales marcadas por el sexismo. Los estereotipos, llevados a su máximo absurdo (el cliché), hacen una rápida conexión con la audiencia, en tanto que, culturalmente, estamos acostumbrados a ellos. Por eso, el público ríe al hacerse referencia a los atributos físicos de las mujeres, al deseo sexual que despierta en los hombres y que, “con todo”, lo que ellas representan, son “un mal necesario” ¿Un mal?

Punto y a parte hace referencia a la homosexualidad. Con un tratamiento cómico, uno de los personajes deja latente su  identidad gay, al tiempo que fantasea con la idea de seducir a su compañero. ¡El público enloquece! El “rarito” siempre será un acierto cuando se busca la risa fácil. No importa que eso alimente la homofobia tácita en la sociedad.

No obstante, el viaje imaginario de Dios y Adán, insertas en la obra, es, quizás, lo más original de la puesta en escena. En este recorrido que reescribe el origen de la humanidad, según el cristianismo. Adán pide, antes que a una mujer, un compañero varón para compartir el paraíso. Asume que con un hombre a su lado la vida será divertida. Decepcionado porque su compañero resulta ser un fiasco, Adán solicita a Dios, ahora sí, una mujer, atribuyéndole características que la reducen a un objeto sexual: guapa, sexy y buena en la cama. Aparece, entonces, en escena Lilith, una caricatura de la original: controladora, ambiciosa y demandante. Otro fracaso en la elección de Adán. Por último, al rogarle a Dios otra mujer, éste le dice a Adán, quien sigue pidiendo atributos físicos, que esta vez tomará partido en el diseño. Así, le hace entrega de una mujer aniñada, ingenua en extremo, que raya en lo tonta, y, por supuesto, sumisa ante Adán.

Sí, Mujer… es asunto de hombres es una obra divertida. Su inversión en taquilla está asegurada. Reirá. No, no es una obra cuyo tema sea sensibilizar en la igualdad de género, como su productor y actores pretenden venderla. En todo su texto la mujer queda mal parada, desde una lectura feminista.

Con presentaciones, todos los domingos, de agosto, septiembre y octubre en el Teatro Legaria, en punto de las 18:30. Mujer… es asunto de hombres es una comedia que sin hacer caso a su intento de equidad de género, vale la pena ir a ver.

 

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