Teatro

La Invención de la Histeria o cómo volverse loco poéticamente

Esta es una obra que juega con la mente del espectador, perturbarlo es parte del juego; una puesta en la que el público experimentará  sus deseos más reprimidos, el deseo de someter a alguien, quizá despertar los sentimientos autodestructivos, reír del dolor ajeno, con el más fino y retorcido humor negro.

Así entre figuras desconcertantes, aparatos que parecen sacados de una película de terror, actores que emplean el lenguaje corporal con el de los títeres y objetos macabros, la obra  busca evocar la representación de los actos en la mente del  público para que ellos vayan creando su propio concepto de lugar y  situación.

Así mismo,  la obra muestra  momentos de desconcierto que son maquillados con toques de poesía, con personajes surrealistas, sacados de lo más profundo de la psiqué  del director, para que tres actores sean sometidos a placer  de él y juegue con su voluntad,  sus deseos, sus sentimientos y con su propia naturaleza.

La obra desde antes del inicio desconcierta, un actor vestido de negro con un cartel en el pecho que tiene escrita la leyenda No interfiera con la máquina patética -con una máscara en el rostro en donde lo único que puedes mirar son unos ojos que invitan a evadirlos-,  te recibe antes de entrar al escenario sólo para darte un papel con unas indicaciones.

El actor-máquinapatética-loco como si fuera un Cerbero ante las puertas del infierno, se queda ante la entrada, te observa, no dice una palabra, su sola presencia ya es perturbante.

Ya en la puesta, una grabación  te va narrando el inicio del Teatro Grangüiñon, pasa por la historia de como comenzó, la influencia de Edgar Allan Poe y lo que se presentará en la obra: la historia de la somatización y como los actores serán parte de esta terapia macabra.

Y así, entre personajes que parecen sacados de una película de terror de los años  70s´, en la primera somatización (acto) sale un actor con una cabeza  de mosca gigante, tocando una tétrica melodía en un violín que recuerda a Gregorio  el famoso personaje de Franz Kafka en La metamorfosis; se presentan cuatro somatizaciones  en las cuales los actores serán llevados por órdenes del director, con cuatro dramas que rayan en lo siniestro, en lo decadente y que su destino final parece ser la locura.

Somatizando al entrevistador

Terminada la función -como es costumbre de su servidor-,  realice una entrevista -para ver que pretenden los actores o directores con su obra, lo que buscan sentir o lo que buscan transmitir al público-; así que espere a que los actores salieran, vi a dos de ellos, no los quise interrumpir, entre felicitaciones del público asistente y conocidos, no tuve la oportunidad de charlar con ellos y proponerles la entrevista. A los pocos minutos salió el director, algunas personas lo esperaban para felicitarlo, parecía gente que conocía de teatro, hablaban de cosas de surrealismo (Buñuel, Frida, Dalí), de literatura mexicana (Carlos Fuentes, José Emilo Pacheco), de la propuesta escénica, de los tiempos narrativos y situaciones teatrales que honestamente no conozco  a detalle.

Al esperar al director Luis Alcocer y ver todas las felicitaciones y situaciones que se dan después de las muestras de un  trabajo tan digno y meritorio, me acerque y le dije mi nombre y de que medio venía –mis amigos reporteros saben el protocolo-, atendió a  otra persona para posteriormente concederme  la entrevista; pasamos al lugar donde se dio la puesta y comencé por felicitarlo, se mostro parco con la muestra, aún con ello ya en la entrevista su trato fue amable y honesto.

Comienza la obra

¿Que busca hacer sentir la obra, qué pretende con el público?

Yo sería muy pesado y te haría decir y preguntar ¿qué te hizo sentir a ti?

Mi respuesta fue que me desconcertó, me observa y responde:

“La obra se hizo a partir del imaginario de cine terror de los 70s´ sobre todo, pero el resultado no tiene que ver mucho con eso, entonces como  bebe  de muchas fuentes resulta incomodo pero al mismo tiempo es humorístico, es humor negro, las personas se ríen de cosas que generalmente le provocarían asco,  horror, inquietud, no risa. Considero  que las personas  vienen aquí a pasar un rato agradable y en la dinámica del humor negro, un momento desagradable.

Los textos y diálogos representados en La Invención de la Histería fueron  creados desde la concepción del director, ya que la obra nace del libro Florilegio de Teatro Pscotrónico (El milagro 2013), obra escrita por el mismo director y actor de la obra y de la cual se desprenden cinco historias basadas en el cine psicotrónico y la particular dramaturgia del Teatro Grangüiñol.

“En el libro que escribí existe una compilación de cinco obras pequeñas y cuatro de estas historias se presentan en la puesta, digamos que yo me cree el concepto de terapia y todo ello, ya a la hora de montar la obra  le metí unos tijeretazos, me pareció que era muy pesado, o de pronto muy plano, que se necesitaba más volumen en algunos momentos, no sólo en la acción sino la introducción hacerla con un  tono diferente”.

Así pasamos al tema de la somatización un concepto que creó el propio director de la obra basado en su simpatía por los conceptos psiquiátricos.

“La somatización es una invención hecha para la obra, me pareció muy lógico que si estamos jugando a la terapia y todas estas sátiras y su relación con la representación con el teatro, me pareció apropiado tomar prestados palabras y conceptos de la psicología y la psiquiatría, pues a lo mejor…

“una obra de teatro es como una enfermedad que se va al cuerpo, que se hace en el cuerpo”.

Al referir de los objetos que se utilizan en la obra, el director comenta que muchos de ellos fueron creados más que para definir un objeto son para estimular al asistente no con el objeto en sí,  sino con su representación:

“Cuando uno trabaja con cosas que no son idénticas o equivalentes a  lo que representan se crean las condiciones para que el espectador tenga una experiencia poética, ósea lo que ve no es necesariamente lo que se representa, lo que tiene en frente es lo que tienes enfrente y a la vez es algo más, tú tienes que imaginar que es ese algo más”.

Al finalizar la entrevista el director me observa y me pregunta ¿oye y tú haz visto muchas obras de teatro?

Quise mentir y mencionarle que sí, que había visto muchas y entendía a la perfección lo que había visto, sin embargo, le mencioné que no, que no soy especialista en teatro y que sólo había visto alrededor diez obras y que me baso más en mi sentido común de espectador amateur y que sólo soy reportero; la respuesta al perecer le convenció no sé cómo pero así fue ya que me mencionó:

“Qué bien ya que yo hago teatro para gente real no especialistas, que se fijan en detalles que no tienen mayor importancia para la obra. Las personas de afuera, los no especialistas, esa es la gente que me interesa”.

Esta obra teatral es presentada por la compañía Grangüiñol  Psicotrópico, lleva cuatro temporadas, es dirigida por Luis Alcocer González y con actuaciones de Ernesto García, Jorge Chávez Caballero, Héctor Iván González y Luis Alcocer, lamentablemente la obra ha llegado al final de su cuarta temporada y en espera de que inicie una quinta temporada.

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